domingo, 12 de agosto de 2012

Noches agónicas

La noche agonizaba
y la mañana se desnudó
grito: ¡¡al asalto!!. cuando te estaba
comiendo la boca
tu te dejabas y yo me mantenía
disfrutando cada leve mordisco
cada sutil cambio y ligero movimiento
de nuestras lenguas.
Exprimimos el placer
hasta la última gota
y el zumo de sonidos
que saltaron sobre
ese nosotros.
rompimos la monotonía
a base de mover la cadera
y el meteoro de cera
y el olor del incienso
se mezclaron
con el olor del deleite.
Siempre me daré permiso para
que disfrutemos de nuestros cuerpos.

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